Thursday, October 21, 2010

Dispuesta y Expuesta




Por Ana Teresa Toro /ana.toro@elnuevodia.com

En Kairiana Núñez Santaliz convergen generaciones. Escucharla hablar es como trazar un mapa en el que maestros -vivos y muertos- y colegas -ausentes y presentes- intercalan sus voces y se pierden en la imaginación de la mujer que hoy recuerda la primera vez que se presentó en un teatro. Tenía 11 años y su tío Pedro Santaliz la invitó a formar parte de la farsa infantil “La cabeza del dragón”, de Ramón del Valle Inclán.

Desde entonces no abandonó más los escenarios. Ellos no la abandonaron tampoco, pues fue precisamente un teatro abierto el que catapultó el que la actriz juntara memorias como la de aquella primera vez, junto a otras inquietudes artísticas, para dar forma a la pieza teatral “En construcción” que estrena esta noche en funciones jueves, viernes y sábado a las 8:00 p.m. y domingo a las 4:00 p.m. en la Sala Teatro Beckett en Río Piedras.

La puesta en escena recoge varias piezas cortas que la actriz ha interpretado con anterioridad, así como algunas nuevas, y las une por el hilo conductor que representa la idea del escenario como espacio para el riesgo. Cuestionamientos acerca de ¿cómo se va construyendo un espacio de representación e interpretación desde un escenario desnudo?, son indispensables en la pieza / proceso en el que la “construcción se hace evidente”, según describe la actriz. Elementos autobiográficos y referentes externos completan el cuadro de cinco piezas breves tituladas: “Yo”, “La niña infantina”, “La guerrera”, “Mónica” y “Acto de coprolalia”. La obra utiliza textos de poetas y dramaturgos como: Juan Manuel González Ríos, Ramón del Valle Inclán, Alejandra Pizarnik, Rojo Robles, Fernando Pessoa y Angélica Liddell y cuenta con la participación de Blanca Rovira Burset quien acompaña con la viola alguna de las piezas.

Se trata del primer unipersonal de una de las actrices de su generación que más ha dado de qué hablar en los últimos años. “Nunca había hecho un trabajo dirigido y conceptualizado por mí de más de diez minutos. Me lo pensé mucho porque uno no sabe cómo despegar si siempre ha estado anclada a procesos con más personas, pero surgió la invitación de Ricardo Cobián de aquí de la Sala Beckett y fue un estímulo importante”, contó toda vez que celebró el hecho de haber podido trabajar con bastante tiempo de anticipación dentro del teatro. “Eso es un lujo que regularmente no se tiene, he tenido este espacio abierto para crear”, dice.

Presentar este trabajo, además de ser una suerte de manera de dejar algo hecho, algo propio y completo antes de irse a estudiar teatro en Argentina en diciembre próximo, es una manera de tocar base con sus compañeros. De hecho, la primera pieza ‘Yo’ que es la más autobiográfica, comienza con una línea clave: “Tengo que aprender a decir que no”.

“Esa es una inquietud muy personal porque como no tenemos un estado oficial y fijo como artistas, nos vemos en la necesidad decir sí a tantas cosas en aras de obtener una remuneración. Así es como terminas haciendo 4 obras a la vez y grabaciones y eso limita mucho el tiempo para el trabajo propio. Por eso hago el mío también, como una invitación y un deseo de poder ver el trabajo de mis compañeros”, plantea quien con este proyecto también lanza varios guiños a sus familiares y allegados, a esa tribu de “poetas, bohemios y justicieros” a la que pertenece.

“Es duro sumergirse en un proceso así y ver todo lo que ha crecido dentro de mí, todo lo que he aprendido y lo que me falta. Pero sea como sea estoy dispuesta y expuesta en este trabajo. Quiero que se comente, que se critique, que se cuestione”, enfatiza.

En cuanto al proceso creativo, Núñez Santaliz, explicó que “yo no escribo pero edito y selecciono los textos de los autores”. En la segunda pieza, en la que repasa la primera experiencia actoral junto a su tío “ese gran hombre creador del nuevo teatro pobre de América”, la actriz parte de esos fragmentos de la obra que nunca se olvidan. Luego, continúa con “La guerrera”, una pieza que trabajó como homenaje para su amigo José Pepe Álvarez cuando se fue a estudiar a Colombia. “De pronto esa pieza me rebotó en estos momentos en que soy yo quien se va”, apunta.

Luego presentará la canción “Vieques” de Coqui e Iván Santaliz, para rápido continuar con el monólogo “Mónica” de la autoría de Rojo Robles. “Es un personaje corto que pertenecía a la obra ‘Policías, Vaqueros, Burócratas y Piratas’ y le pedí no sólo que me prestara el personaje sino que lo elaborara para este proyecto. Para mí, el que el accediera es un ejemplo de la importancia de estrechar lazos de solidaridad, de aprovechar la fortaleza del colectivo y no pensarnos como entes independientes”, destaca.

Finalmente, presentará “Acto de coprolalia”, una pieza en la que propone una reflexión sobre la necesidad de decir las cosas tal y como son, sin tantos filtros.

“La coprolalia es una especie de ‘impulso’ verbal involuntario en el que las personas dicen obscenidades en público sin poderlo evitar. La gente dispara palabras y en estos tiempos que estamos viviendo, creo que quizás hace falta un poco de coprolalia colectiva para que nada quede sin decirse”, explica la alumna de Maritza Pérez, Teresa Hernández, Viveca Vázquez, Petra Bravo, Rosa Luisa Márquez y otros tantos maestros y maestras, “modelos de fe”, como les llama, gentes que se intercalan en su trabajo y que, en su viaje interior aparecen como guías para llevarla al puerto seguro de las ideas propias.


Ver enlace de El Nuevo Día: http://www.elnuevodia.com/dispuestayexpuesta-802278.html

1 comment:

  1. buenisima obra! fuimos el jueves!
    Kai, eres la mejor siempre!

    Nor

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